jueves, 27 de marzo de 2014

catedral de barcelona

La Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia (también llamada, en lugar de catedral, Seo, o Seu en catalán) es la catedral gótica de Barcelona, sede del Arzobispado de Barcelona, en Cataluña, España.
La catedral actual se construyó durante los siglos XIII a XV sobre la antigua catedral románica, edificada a su vez sobre una iglesia de la época visigoda a la que precedió una basílica paleocristiana, cuyos restos pueden verse en el subsuelo, en el Museo de Historia de la Ciudad. La finalización de la imponente fachada en el mismo estilo, sin embargo, es mucho más moderna (siglo XIX). El edificio es Bien de Interés Cultural y, desde el 2 de noviembre de 1929, Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Está dedicada a la Santa Cruz desde el año 599 y se añadió a partir del año 877 a Santa Eulalia,[2] copatrona de la ciudad de Barcelona (la Patrona es la Virgen de la Merced ademas de ser de la diócesis de Barcelona), una joven doncella que, de acuerdo con la tradición católica, sufrió el martirio durante la época romana. Una de tales historias cuenta que fue expuesta desnuda en el foro de la ciudad y que milagrosamente, a mitad de primavera, cayó una nevada que cubrió su desnudez. Las enfurecidas autoridades romanas la metieron en un barril con vidrios rotos, clavos y cuchillos clavados en él y lanzaron cuesta abajo el barril (de acuerdo con la tradición, se trataría de la calle Baixada de Santa Eulàlia, Cuesta de Santa Eulalia). Y así, hasta trece martirios diferentes, uno por cada año de edad de la santa. Finalmente, fue crucificada en una cruz en forma de aspa, que es el emblema de la catedral y la diócesis, así como el atributo iconográfico de la santa.
La catedral cuenta con un claustro gótico en el que viven trece ocas blancas (se cuenta que Eulalia tenía trece años cuando fue ejecutada y que pastoreaba ocas en su predio de Sarrià, cerca de la ciudad). 
 
 
 
 
 
El edificio consta del templo y el claustro perfectamente unidos por un mismo estilo. La catedral mide 90 metros de longitud por 40 de ancho y el jardín del claustro es de 25 metros por lado por seis de anchura de cada galería de las cuatro que lo rodean.
La catedral está formada por tres naves de la misma altura, la central el doble de ancho que las laterales; desde el falso crucero las circulares se unen en girola, pasando por detrás del presbiterio y formando un arco semicircular, donde se alojan nueve capillas cubiertas por arcos ojivales de cuatro tramos y por encima de estas capillas se encuentran los vitrales góticos que llenan de luz el ábside. Hay una galería en forma de U que está por encima de las capillas laterales y sobre esta galería y las capillas radiales de la girola dando la vuelta a toda la nave central hay un falso triforio, desde donde se pueden ver las claves de bóveda a una corta distancia.
En las naves laterales hay otras 17 capillas, cubiertas por ojivas de seis tramos, con arcos apuntados en cada entrada; hay dos capillas colocadas entre cada contrafuerte con proyección interior. A estas capillas se ha de unir la capilla de Santa Lucía con entrada desde el exterior. 
 
 
 
 
 
 
 
Se iniciaron las obras de construcción de la catedral gótica en mayo de 1298, reinando Jaime II y bajo el mandato obispal de Bernardo Pelegrí (1288-1300), empezando por la cabecera, desmontando a la vez la antigua catedral románica y aprovechando algún elemento escultórico como las impostas de la puerta de San Ivo.[3] Las obras no se plantearon como la construcción de una nueva catedral sino como una reforma y ampliación de la catedral románica,
(... extensione et ampliatione nostre catedralis ecclesie...)[4]
que se hizo por fases sin derribar nunca completamente el templo y haciéndolo servir para el culto durante toda la obra. Así la catedral gótica conserva el mismo eje que la románica y el deambulatorio está construido alrededor del ábside románico.
En la primera etapa se construye el ábside, las capillas radiales y la cripta del presbiterio que se terminó en 1338 siendo el maestro de obras Jaime Fabre, primero del que se tiene noticias, durante el mandato del obispo Ponç de Gualba (1303-1334). No se sabe cuando Fabre dejó el cargo de maestro de obras, pero en 1358 ya estaba Bernat Roca construyendo los primeros tramos de la bóveda mayor y la galería de encima de las capillas; también fue este maestro el que comenzó el claustro. En 1384 el rey Pedro el Ceremonioso escribió una carta a Roca quejándose de haber roto las cañerías que llevaban agua al palacio real, por el poco cuidado que se tenía al ir derrumbando la catedral románica; Roca se hizo cargo de su reparación. Fallecido en 1388, continuó el picapedrero Pere Viader hasta el año 1397 en que fue maestro de obras el arquitecto Arnau Bargués, realizador de la sala capitular. Su ayudante Jaume Solá ocupó el cargo desde 1407 a 1412. Le sucedió Bartolomé Gual que permaneció largo tiempo en el cargo hasta el año 1441 y fue el constructor del cimborrio realizado con artesonado de madera; consta que se trasladó a Valencia para observar el de aquella ciudad. También trabajó en el claustro. Andrés Escuder fue nombrado el 1 de marzo de 1442 hasta que dimitió en 1463, siendo el que terminó el claustro y prácticamente la estructura total del templo. En espera de poder realizar la fachada, que ya estaba trazada por Carles Galtés de Ruan (llamado el Carlí) con fecha de 27 de abril de 1408.[5] Se puede decir que las obras de la construcción gótica duraron unos 150 años.
 
 
 
 

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